San Prudencio, santo patrón de Álava desde
mediados del siglo XVII y su festividad es el 28 de abril. Nació y vivió en
Armentia, aldea alavesa hoy absorbida por el municipio de Vitoria, hasta que a
sus 15 años se retiró como anacoreta en las cercanías de la actual ciudad de
Soria, en la margen derecha del río Duero, teniendo como maestro a Saturio
(actual patrón de dicha ciudad). Allí permaneció durante siete años, tras los
cuales se dirigió a Calahorra, sede de una gran diócesis y donde se dice que
había muchos idólatras. Allí estuvo durante un tiempo. Se afirma que evangelizó
a muchas personas y realizó varias curaciones milagrosas, por lo que viendo el
número de enfermos que a él acudían, huyó a Tarazona para alejarse de la fama.
Se cree que las conversiones y evangelizaciones podrían haberse realizado en la
zona del los Cameros, dado que los idólatras eran expulsados de las ciudades,
refugiándose en las aldeas. Al haber fallecido en Burgo de Osma, fuera de su
diócesis, y siendo ilustre por sus milagros, se originaron disputas entre el
clero sobre el lugar donde debería ser enterrado. La leyenda dice que la
cuestión se resolvió poniendo el cadáver sobre la cabalgadura que usaba en
vida, dejándola marchar libremente. Esta se detuvo a seis leguas de Logroño y
allí se le dio sepultura.
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